sábado, 31 de octubre de 2009

Taquicardia

Hoy está costando
¿que es esta taquicardia?
lo sé
no me lo digas
lo sé

martes, 4 de agosto de 2009

SIN DÍA Y SIN MES ó 4 DE AGOSTO

(Última carta a Luciana)
Te encuentro en cada cosa que me falta.
Te percibo entera o en partes,
en el espacio vacío en el que solían estar.
Te encuentro en el abismo que se abre en mi camino
cuando corro tras tu sombra,
que se posa al otro lado sabiéndose inalcanzable.
Pero esa no sos vos.
Te encuentro en los gestos que te copié,
en los sabores y los aromas, nuez moscada y pimienta verde,
apareces en la primera nota de una canción,
en una intersección de calles,
en tus números, en tus homónimos, en tus miedos.
¿Cómo sonará tu voz?
Si por un momento lo olvido,
si ahogado en distracciones lo permito,
al caer en cuenta te encuentro
y sucumbo
al saber que tu olvido es tu éxito,
que no soy nada, que no soy nadie, que no soy ningún lado,
sólo el carcelero de un fantasma
que alguna vez fue carne
y alguna vez fuimos Agosto.
Te encuentro en este grito reprimido.
En la ausencia de perfección, tan palpable.
Cuando forzado a salir a buscar
lo que bien se que no existe ahí afuera
te encuentro diciéndome que no me vaya
que nos quedemos juntos, festejando,
y yo acepto
consciente del engaño de tu sombra.
Porque esa no sos vos.
Pero es Agosto.

sábado, 1 de agosto de 2009

IBÍDEM

-¿Que es lo peor que podría pasar?
-Que ya no despertemos.
-Entonces tal vez no deberíamos hacerlo, dijo ella.
-No importa, dijo él, y apagó la luna.

viernes, 31 de julio de 2009

HASTA EL PROXIMO HASTA NUNCA

La noche ha invadido los rincones,

La oscuridad se destila en un vaso turbio.

Afuera parece haber un mundo,

muchedumbres innecesarias, candados más grandes.

¿Para qué irme? ¿Para qué quedarme?

¿Para qué esperarte?

Si todos se han ido, vacíos y oscuros rincones

que cubren mi rostro bajo baldosas frías.

Salvo la luna y ella, la calidez y una caricia

que llegó para ser mi amiga

justo a tiempo.

Los ojos se abren entre apretados arrepentimientos

en un fino agradecimiento.

Lo que no debe ser no volverá a ser, decís,

mientras sostenes mis manos sin pulso.

Furia y sonrisas se mezclan con estupro y bondad,

el llanto se funde entre las lenguas,

las mentiras y los deseos me adormecen.

No te arrepientas, no pensemos, no decidas nada aún,

que afuera es de noche y está helando,

y aquí adentro estás velando por mi alma,

para que no se extinga, para que me perdone,

para que vea el sol cuando amanezca,

para ser mi amiga,

justo a tiempo.

martes, 28 de julio de 2009

SOBREVIVIR

“La única manera de sobrevivir cuando estás realmente enamorado es disimularlo ante la mujer a la que amas, fingir en cualquier circunstancia un ligero desapego. ¡Qué tristeza en esta simple constatación!¡Qué acusación contra el hombre!... Sin embargo nunca se me había ocurrido poner en duda esa ley, ni pensar en sustraerme a ella; el amor te vuelve débil, y el más débil de los dos acaba oprimido, torturado y finalmente muerto a manos del otro, que por su parte oprime, tortura y mata sin intención de hacer daño, sin sentir placer alguno por ello, con una total indiferencia; eso es lo que los hombres, por regla general, llaman amor.”


De "La posibilidad de una isla", de Michel Houellebecq.

sábado, 11 de julio de 2009

LA SONRISA DE LA BAILARINA

Aquí, abajo, la danza es para todos.

Aquí, abajo, el hechizo es sólo mío.

Baila y sonríe con sus ojos.

Sus labios leen las rimas escritas en el aire.

Al alcance de mis brazos, inalcanzable en el cielo,

Dueña de los sutiles milenios en un dulce giro,

Y el dobladillo de su pollera cosido de apuro esa tarde.

La música la recorre, la posee,

Se posa en cada detalle, en cada gesto de su intérprete,

se posa en sus caderas, se posa en sus pies,

en las hebillas en su cabello

que enmarcan un rostro iluminado,

pintado en mis pupilas

de boca rosa y purpurina.

Mi bailarina danza en el cielo,

Me mira y sonríe,

Cómplice comparte una porción de su eternidad conmigo,

Y aquí abajo el hechizo es sólo mío.

Una cítara o un escudo, ¿qué necesito?

Ya entregado no podré escapar,

cautivo de su movimiento.

Quiero ser la música.

Anhelo la caricia de su imagen, abrigarla en su descenso.

Por siempre, bailarina.

Tu sonrisa y tu magia desplegada.

Por siempre, mi bailarina.




Para Lulú, siempre...

sábado, 20 de junio de 2009

ESTA PUERTA NO DEBE SER ABIERTA

Dobló la esquina y un rayo de sol le golpeó directamente en los ojos cegándola. Tuvo que frenar su andar presuroso y por unos segundos solo existieron los sonidos de la peatonal Córdoba, los pasos, los murmullos de la gente, los vendedores, el silbato de un agente, el acordeón de un anciano que tocaba por monedas una canción irreconocible. Entreabrió los ojos divisando simplemente siluetas negras sobre un fondo anaranjado por un sol de las seis de la tarde que iba cayendo al final de la calle. Retomó lentamente el paso haciéndose visera con una mano, y un azul, luego un rojo, luego rostros y finalmente las vidrieras de los negocios reaparecieron a su vista.
Había ido a comprarle un regalo a su hermana para su cumpleaños, talvez una lámpara…
No tenía mucho tiempo para perder, sólo el necesario para encontrar algún objeto que combinara buen precio con medianamente buen gusto, además se había comprometido a preparar una torta, de lo cual ya se estaba arrepintiendo.
Y a lo lejos, de espaldas, vio a un hombre caminar lentamente por el medio de la peatonal, conversando con una mujer a su lado, desinteresado del contexto de una calle atiborrada de gente. Su espalda ancha y su corte de cabello (que parecido es). Un colectivo y un par de autos detuvieron su marcha al llegar a la esquina, oportunidad para acercarse algunos pasos más y mirar mejor. La mujer debe haber dicho algo gracioso, pensó (¿puede una nuca sonreír?), aparentemente si. La escuchaba hablar encorvándose levemente para acercarse a sus palabras y mirando el piso como concentrándose en ellas, movimiento de hombros, manos en los bolsillos (debe ser él). Reconoció la camisa, blanca a cuadros azules, ella se la había regalado alguna vez (¿o era blanca a rayas, o era azul lisa?). Sin embargo no pudo detectar en su memoria ese pantalón de vestir azul o esos zapatos negros y brillantes dentro de su guardarropa (si es él tiene unos kilos de mas, y si, claro, pero le sientan bien). Vino a su mente el día en que se conocieron, atravesaron la ciudad a pie, calles desiertas a esa hora, en las que solo retumbaban sus palabras, y los destinos iban quedando estériles cada vez que una anécdota se convertía en otra. Una noche en la que no era tarde para nada, sus palabras eran consumidas con interés por éste hombre con sus manos en los bolsillos, y comenzaba a desplegarse algo más grande que la madrugada y todas sus estrellas.
El local al que pensaba entrar había quedado atrás y no se había dado cuenta sumergida en la curiosidad, sin recalar siquiera un segundo en lo enfermizo de su actividad. El hombre y la mujer apuraron el paso más adelante luego de que él sacara una mano del bolsillo y sacudiera su muñeca haciendo tiritar un reloj que de seguro les avisaba que era tarde para algo. Más atrás ahora era ella la detenida en la esquina por el transito mientras miraba atónita la escena (ese es el reloj, si, es él). El arrebato súbito en su sangre por la duda despejada dio paso instantáneamente a la perplejidad total. “No, no puede ser él” dijo en voz alta y clara, y ella lo sabía bien, pues había sido ella y nadie más, la que sentada al borde de la cama le sostenía la mano mientras moría, hace ya casi seis años.
Se conocieron y se enamoraron, en el fondo todas las historias de amor se parecen, lo que las diferencia son las razones para permanecer juntos. A la larga para ellos fue la necesidad, la lástima y el sentido de la obligación. Llevaban dos años de un noviazgo dulce cuando decidieron convivir, habiendo ahorrado lo suficiente como para comprar los elementos básicos, y lograr convertir el pequeño departamento que alquilaron en un hogar. Solo dos meses después de que todo hubiera salido del las cajas de la mudanza, que la habitación quedara perfectamente pintada del color elegido, que se hubiera colocado el aplique de luz que faltaba en la cocina, que los cuadritos comprados en oferta se hubieran colocado simétricamente en las paredes, después de apenas sesenta despertares en mañanas que eran propias, entre sábanas nuevas para la ocasión y cortinas que hacían juego con el cubrecama, él descubrió que el cáncer se había desparramado tanto en su cuerpo que ya no había nada que hacer. Y fue justamente por eso que decidió no combatirlo. Cuatro meses duró la agonía, los dos últimos él ya no se levantó de la cama, y cada día podía notarse cómo ambos habían muerto un poco durante la noche. En las horas finales ella se sentaba a su lado y le leía, y él hacía de cuenta que escuchaba, en un ambiente tan denso y silencioso, de palabras susurradas, que podía oírse el segundero de su reloj pulsera en la pausa de cada punto y aparte. Y él se fue, y ella sostenía su mano, y el segundero inexplicablemente seguía marchando. Se mudo de aquél departamento en cuanto el último objeto fue arrojado en las mismas cajas en las que habían llegado, dejando “de regalo” el aplique de la cocina y los cuadros colgados en la pared, en el apuro de huir del escenario de sus desgracias, y se prometió nunca volver siquiera a pasar por esa calle, aunque con el tiempo lo hiciera simplemente porque era el trayecto más corto para llegar a algún lado.
Cayó en cuenta de ese detalle y hasta casi sonrió pensando en los efectos apaciguadores del paso del tiempo. Igual su notorio parecido le seguía resultando impactante, aunque si talvez lo viera de frente vería que su nariz era más grande o que sus ojos no eran verdes (no, claro que no puede ser él, pero, ¿quién podrá ser ella?). Por la elegancia uniformada que se desprende de sus vestimentas se pensaría que son compañeros de trabajo, además de ese aire de cordialidad formal que surge de su lenguaje corporal. De seguro no es su pareja, ella es rubia, y él siempre sintió debilidad por las morochas (las morochas como yo), además ella va fumando un cigarrillo, vicio que él considera antiestético y poco femenino, por otro lado él es… (No, él no es)
Nunca volvió a pensar en cómo se hubiera desarrollado su vida si él no hubiera muerto. Talvez tendrían hijos, y sin embargo la idea de ser madre hoy le resultaba todavía lejana. Mucho menos se imaginó que haría o que le diría si volviera a tenerlo enfrente. No era necesario hacerlo, pues cuando él se fue se fue para siempre.
Así y todo ella seguía caminando, tratando de acortar distancias con aquél extraño, a ver si de una vez por todas podía ver su rostro, otra vez.
En un momento él se detuvo y se despidió con un beso en la mejilla de su acompañante, ella sonrió mientras hacía un comentario y se alejaba saludando. Ahora él estaba sólo, era el momento de acercarse y terminar con este sinsentido. Él caminó unos pasos y en un giro brusco entro en una galería. Ahora ella no podía verlo (corré, corré). Su respiración se agito y corrió sin darse cuenta tras él con un ahogo salado en la garganta. Una puerta de vidrio comenzaba a cerrarse lentamente al costado de una zapatería, que mostraba tras de sí un corto pasillo alfombrado y al final del mismo una espalda a cuadros que subía una escalera hasta perderse. En la entrada un cartel blanco rogaba en letras negras “Esta puerta no debe ser abierta”. Ella lo leyó a medida que iba acortando los pasos. Se detuvo para recuperar el aliento y dio media vuelta.
Recordó dónde podía comprar una linda lámpara por calle San Luis.

viernes, 19 de junio de 2009

O MAKE ME A MASK

O make me a mask and a wall to shut from your spies
Of the sharp, enamelled eyes and the spectacled claws
Rape and rebellion in the nurseries of my face,
Gag of dumbstruck tree to block from bare enemies
The bayonet tongue in this undefended prayerpiece,
The present mouth, and the sweetly blown trumpet of lies,
Shaped in old armour and oak the countenance of a dunce
To shield the glistening brain and blunt the examiners,
And a tear-stained widower grief drooped from the lashes
To veil belladonna and let the dry eyes perceive
Others betray the lamenting lies of their losses
By the curve of the nude mouth or the laugh up the sleeve.

Dylan Thomas

jueves, 18 de junio de 2009

NI SIQUIERA ESTOY REALMENTE MUERTO


Ni siquiera estoy realmente muerto.
Al menos una piedra tallada con mi nombre,
Un par de líneas en el periódico,
mi rostro en marcos dorados,
flores nuevas
tendría,
la divinidad y la esclavitud
de recuerdos mentirosos,
lágrimas de niñas,
voluntad de últimas palabras,
una cama y una presencia,
un fantasma en los sueños y en las camisas,
resumen y conclusión,
café y susurros al oído.
Verte, aunque no me veas.
En cambio solo tengo esto,
inmortalidad.
Estertor de los que no pueden ya realmente morir,
por haber sido olvidados.

sábado, 30 de mayo de 2009

ÉL Y ELLA

Ella lo miró esperanzada. Ambos sabían que la última vez había sido poco. Que ésta vez sería poco. Que núnca tendrían bastante. Él esquivaba las preguntas casi sin delicadeza. No tenía una formula para decir las cosas que crecían dentro suyo, sólo las sacaba y las amontonaba de una forma torpe. Talvez, sin embargo, su mayor virtud haya sido saberlo y persistir. Aún así no fue por ello que miraba el piso en busca de excusas. Deseaba odiarla. Deseaba poder mirarla a los ojos y sentir a un ser prescindible. Deseaba mirar esos ojos.
Ella sabía que él era la mitad de hombre de lo que podría ser, que no daba la talla de tal. De no saberlo, hace mucho que le habría dicho adios. Disfrutaba el darle entereza, el tener ese poder. Buscó, encontró, levantó su mirada. Ahora él la miraba. Allí tuvo la certeza de su propia culpa. Ya no quería momentos adecuados, ya habían pasado algunos, y habría más, y más raspaban la corteza, dejaba al descubierto las fisuras.
Ella no facilitaba el trabajo. Se reía, entrecerraba los ojos, miraba fijo. Una de esas risas que invitan a no irse nunca, que aniquilan el contexto, que congelan el momento en el fondo de la memoria. La envidió por especial. Él ya no podía huir del presente. Alguna vez pensó que el tiempo lo haría ser como los otros, y no lo fué. Todos pretenden ser soñadores delirantes, poetas patéticos. Él también. En eso sí no tuvo el tiempo la gentileza de diferenciarlo.
Ella pendía de un hilo muy delgado, de una estabilidad promiscua, en una estudiada fantasía, aunque dificilmente se sintiera comprendida. A los ojos del mundo era un espíritu libre, pero estaba llena de responsabilidades celestiales. La vida dibujaba en ella señas de que nunca la dejaría en paz, que la harían dudar.
Como dudaba él. Acaso esa persona frente suyo no fuera de carne y hueso, si los demás o sólo él podían verla. Como fuera, ella no simulaba, no fingía para nada. Pues no tenía espectativas de las extravagancias que otros anhelaban para sí. Considerarse a sí misma en una sociedad ideal le parecía opaco y triste, una utopía de la gente sin destino. Hubiera preferido subir el escalón a otra realidad.
Adónde él fuera ella iría. Adónde ella fuera él moriría. Ya no había cuerpo que sanar, era la hora de defenderse, de olvidar, de decidirse entre la felicidad esporádica o el equilibrio de la razón, de la paz ficta, de oir la desesperación de cada segundo al irse, de estar vivo hasta no estarlo más.
Fué sólo un momento el que se mantuvieron en silencio, inmóviles, en el que ella lo miró esperanzada, y luego él la miró también, y ella rió, y él ya no pudo odiarla. Fue sólo un momento, que pasó, y ella dijo adiós, y él dijo adiós; y ella pensó adiós, y el pensó perdón.
Otra vez el tiempo había sido poco.

Para mi "amiga" Jorgelina (1999)

ROMPECABEZAS

¿Aparezco tanto en tus sueños
como vos apareces en los mios?
Puedo prometer no interferir
pero no me pidas desaparecer, ni nada mas.
¿Le has rogado a la mañana que te mienta?
Una guirnalda de estrellas se ofrece sobre mi,
los pies enterrados en la arena,
ojos cerrados intuyendo el rio
y una piel
un mito improbable.
La tentación de una boca,
añoranza que niega otra boca,
desposeída por alcanzada,
abandonada por conseguida,
por el reto que ya no es, por la calma que no trae,
y porque puedo palpar su ombligo, las monedas de su vientre.
Como una pesadilla que se acaba cuando me duermo.
Como un rompecabezas con piezas
que nunca llegaran a unirse.
Un sustituto de la felicidad.

domingo, 19 de abril de 2009

AFTER SUCH PLEASURES

Esta noche, buscando tu boca
en otra boca
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
que me tira en mujer y me
sumerge entre sus párpados,
qué tristeza es nadar al fin hacia la
orilla del sopor
sabiendo que el sopor es ese
esclavo innoble
que acepta las monedas falsas,
las circula sonriendo.
Olvidada pureza, cómo quisiera
rescatar
ese dolor de Buenos Aires, esa
espera sin pausas ni esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el
puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de
la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acomodarme de este
olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una
ventana sin estrellas.

Julio Cortázar

jueves, 2 de abril de 2009

OIDO, NARIZ Y GARGANTA

"Estás durmiendo con alguien?"
La pregunta rajó la formalidad de la charla con su irreverencia. Podría haber sido una invitación descarada, chismerío barato, confesionalidad amistosa, o podría obedecer a alguna otra razón que yo conocía, por lo que mi otorrinolarigólogo aguardaba con ceño fruncido que saliera de mi pausa.
"Mi novia me dice que ronco demasiado, además se asusta porque por momentos dejo de respirar...bueno, mi ex novia, asi que en realidad la respuesta a su pregunta sería que no".
Su rostro se transformó en un ícono risueño.
"Bueno, seguro que no te dejó por eso".
Y yo solo podía pensar en estampillar su craneo en la pared a sus espaldas contra sus múltiples diplomas.
"Abrí la boca" dijo mientras aplastaba mi lengua con una espátula de metal y miraba iluminando el fondo de mi garganta.
"Ah, sos un desastre..."
"Gracias, doctor, lo se".

lunes, 9 de marzo de 2009

EL FUTURO

Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.
Julio Cortázar

MAQUETA

Hoy volvio a amanecer, quién lo hubiera pensado. Llegó con olor a café y a viento húmedo. Apareció de entre la noche con el sonido de pájaros felices en mi ventana y el buen día de las mascotas.
Y afuera de ésta cama hay una ciudad que puede ser mía con solo caminarla. El fulgor de las nubes rosas rasguñadas en el cielo se van quemando al final del boulevard, y todo lo que deberia comenzar a moverse permanece quieto como queriendo volverse recuerdo.
Las luces del Ministerio aún estan encendidas. Un hombre pasa fumando, con traje y corbata pero con la camisa por fuera del pantalón, caminando lento y no queriendo llegar. Una mujer dobla la esquina bostezando sin pudores y sin temor de tragarse algún peaton. Y ellos no saben...
cada paso que me va alejando de mis sabanas va disipando esa bruma onírica que trato de recuperar sin éxito y me hace querer volver antes de que todos salgan de sus casas (¿fue una linda conversación?, no se, simplemente estabas ahí). Un paso a la vez mi piel sonámbula va empujando el nervio sin voluntad.
Es una mañana tan hermosa y nadie parece notarlo solo porque así fue ayer y así será mañana, pero ellos no saben. porque son los cómplices de ésta fachada, muñecos en una maqueta con nubes de cartón rosa, mascotas que solo tienen hambre, pájaros que no tienen algo más que hacer. Una escenografía bien montada, movimientos demasiado planeados y una representación que me niego a interpretar.
Solo un paso y después el otro, hasta quemarme al final del boulevard.

NADA

Nueve y veintinueve. Anuncio de aire comprimido. Todos a bordo, las puertas se cierran y se apagan lasa luces. Grito ahogado de socorro. Súplica silenciosa a un contorno en las penumbras. Ojos vaciados y el sabor del asco en la garganta, no debió haber sucedido.
Nueve y media en punto y corazón detenido. Queriendo imaginar llanto tras esa ventana, arrepentimiento y actos impulsivos de último momento. Nada.
Temblor y combustión. Asuntos pendientes. Sólo es posible despertarse de sueños agradables. Mi alma alegre saluda y dice hasta pronto, en algún lugar, muy lejos. Aquí un cuerpo desposeído comienza a pudrirse encadenado a sí mismo. Para siempre es hasta nunca. La impotencia de saberse insuficiente, la pérdida, todo se escapa permaneciendo perfectamente quieto.
Un paso al frente, manos en la cabeza tratando de entender. ¡Auxilio! Socorro ahogado. Nada, nada, nada de esto debió haber sucedido. Movimiento, lento retroceso. Es verdad...finalmente.
Nueve y media pasada y aún no terminó.
Por favor, que todo termine de una vez.

sábado, 14 de febrero de 2009

DE LOS SUSPIROS ALGO NACE...

DE LOS SUSPIROS ALGO NACE...

De los suspiros algo nace
que no es la pena, porque la he abatido
antes de la agonía;
el espíritu crece olvida y llora:
algo nace, se prueba y sabe bueno,todo no podía ser desilusión:
tiene que haber, Dios sea loado, una certeza,
si no de bien amar, al menos de no amar,
y esto es verdadero luego de la derrota permanente.

Después de esa lucha que los más débiles conocen.
hay algo más que muerte;
olvida los grandes sufrimientos o seca las heridas,
él sufrirá por mucho tiempo
porque no se arrepiente de abandonar una mujer que espera
por su soldado sucio con saliva de palabras
que derraman una sangre tan ácida.

Si eso bastase, bastaría para calmar el sufrimiento,
arrepentirse cuando se ha consumido
el gozo que en el sol me hizo feliz,
qué feliz fui mientras duró el gozar,
si bastara la vaguedad y las mentiras dulces fueran suficiente,
las frases huecas podrían soportar todo el sufrimiento
y curarme de males.

Si eso bastase: hueso, sangre y nervio,
la mente retorcida, el lomo claramente formado,
que busca a tientas la sustancia bajo el plato del perro,
el hombre debería curarse de su mal.
Pues todo lo que existe para dar yo lo ofrezco:
unas migas, un granero y un cabestro.

DYLAN THOMAS

Versión de Elizabeth Azcona Cranwell

jueves, 8 de enero de 2009

Y SI

¿Y si todo desapareciera mañana? ¿Y si todo se acabara? ¿Y si ya no quedaran mas que ruinas? ¿Y si me convirtiera en solo una mancha de talco en el piso? Nada. Nada. ¿Y si el corazon babeara sus ultimas gotas para pudrirse? ¿Y si mis ojos ya no vieran la distancia que me falta recorrer? ¿Y si el alma no existe? ¿Y si las noticias o el pronostico del tiempo ya no le importara nunca mas a nadie? ¿Y si fuera una mancha de talco? Todo. ¿Y si la luz se apagace o nos cegace, sin diferencias? ¿Y si no hubiera mas camas, techos, libros, musica, cocinas, baños, bonitos cuadros colgados en la pared, mascotas, flores, miedos, sustos y suerte? ¿Y si nuestras fortalezas se convirtieran en desiluciones? ¿Y si las mentiras de hoy siguen siendo las nuevas verdades de mañana? Talco. Ya lo se todo.
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