jueves, 18 de junio de 2009

NI SIQUIERA ESTOY REALMENTE MUERTO


Ni siquiera estoy realmente muerto.
Al menos una piedra tallada con mi nombre,
Un par de líneas en el periódico,
mi rostro en marcos dorados,
flores nuevas
tendría,
la divinidad y la esclavitud
de recuerdos mentirosos,
lágrimas de niñas,
voluntad de últimas palabras,
una cama y una presencia,
un fantasma en los sueños y en las camisas,
resumen y conclusión,
café y susurros al oído.
Verte, aunque no me veas.
En cambio solo tengo esto,
inmortalidad.
Estertor de los que no pueden ya realmente morir,
por haber sido olvidados.

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