Y rompió en llanto.
Y las explicaciones eran gestos de marionetas mudas.
Halagos poco inspirados.
Iniciativa ausente, ánimo de platos sucios y dolor de espalda.
Botones, poleas y palancas.
Sonido de goteo en las profundidades del camino.
Grito de árboles aburridos.
Doce palabras.
Olor a recuerdos que ya no tienen quien los recuerde.
Y ya se cuentan por miles las cosas que debieron ser hechas.
Y ya no haré.
lunes, 30 de junio de 2008
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